Texto: Francisco Granados. Fotos: E.I. Compañía de María.
Mientras que Almería sueña con la posibilidad del EUROMED, una línea de velocidad alta y de conexión rápida con el centro y el resto de Andalucía, nuestra provincia recuerda tiempos mejores en su historia ferroviaria cuando contó con el primer tren eléctrico que se puso en marcha en España. Claro que entonces había intereses económicos que demandaban su puesta en marcha.
Los 22 kilómetros que separan por ferrocarril las localidades almerienses de Gérgal y Santa Fe de Mondújar, se convirtieron en el primer tramo de vía ancha electrificada de España. Ello ocurrió un 2 de febrero de 1911, tras cuatro años de obras. De esta forma Almería que había sido de las últimas provincias españolas en disponer de ferrocarril era, sin embargo, la primera en contar con un tramo electrificado. Los motivos de la electrificación fueron evidentemente económicos, ya que tanto la minería corno la agricultura de la zona lo demandaban.
Sobre la electrificación del ferrocarril en Almería, se han llevado a cabo diversos trabajos , tal vez el más completo de ellos sea el realizado por el equipo de Investigación del colegio de la Compañía de María, coordinado por los profesores Pedro Mena y José Espinosa. En dicho trabajo realizado coincidiendo con el centenario de la llegada del ferrocarril a Almería en 1995, se ofrece un informe detallado de los pasos seguidos en aquella primera electrificación, así como y (lado el éxito de la misma, de su prolongación hasta Nacimiento y Gádor, tal y como se pretendió inicialmente, y de la posterior, ya en los años 60 hasta la capital almeriense.
Corriente trifásica
El tramo Santa Fe – Gérgal, en la línea Linares-Almería, disponía de unas características tipográficas y climatológicas que hacían difícil la tracción a vapor. Las locomotoras se veían obligadas a salvar enormes pendientes, siendo los 22 kilómetros que separaban ambas estaciones las de un mayor desnivel, hasta el punto de que los trenes que circulaban por la zona ascendente, pese a ir de vacío, no superaban los 12 km/h., lo que unido a las cerradas curvas, hacia que el número de circulaciones de tienes fuera muy limitado.
La demanda de hierro desde Europa y América en aquella época, desbordaba la línea que daba salida al minera] procedente de las minas del Marquesado y Alquife, por lo que hubo que buscar soluciones. En 1906 la Compañía de Ferrocarriles del Sur de España, a la que pertenecía inicialmente la línea Linares – Almería, propuso la electrificación de este ramal, utilizando para ello corriente trifásica, basándose en que el trazado de la línea en dicho tramo se prestaba perfectamente a la recuperación de energía, puesto que los trenes descendentes; eran más pesados que los ascendentes.
De los proyectos presentados, todos ellos realizados por empresas extranjeras, se optó por el de la entidad suiza Brown Bovery que con una frecuencia de 25 Hz y una tensión de 5.000 v. había obtenido bastante éxito en Francia, Italia y Suiza. Así en el segundo semestre de 1907, se iniciaron las obras de la central generadora, ubicada en las inmediaciones de la estación de Santa Fe, la cual se puso en marcha el 2 de febrero de 1911. En junto de ese mismo año, iniciaron sus servicios los primeros trenes de mineral con tracción eléctrica y también el primero de corriente trifásica de la Península Ibérica.
Una sola Vía
Este primer tramo de vía ancha electrificada en España contaba con una línea aérea de tipo tranviario, constituida por dos hilos de contacto de cobre, La tracción era efectuada por siete tractores de dos ejes, con una potencia de 320 caballos y un peso de 26 toneladas, que circulaban acoplados en doble tracción. La rentabilidad fue inmediata doblándose prácticamente, en igualdad de condiciones, la velocidad de los trenes de vapor. Funcionaban adicionando la energía que devolvían a la red los trenes descendentes, aumentando así la producción de la central de Santa Fe, gracias a los motores convertidores de que iban dotadas.
El cruce normal de este sistema de recorridos solía realizarse en la estación de Fuente Santa. Para ello simultáneamente de las estaciones de Nacimiento y Gádor partían dos convoyes mineros en dirección contraria y a igual velocidad. Los encargados de cada una de las estaciones sincronizaban las operaciones a través de un laringófono, consiguiendo de esta forma que ambos trenes llegaran a la vez a la estación de Fuente Santa, donde se cruzaban para continuar cada uno su trayecto, anulando así la necesidad de construir una doble vía a lo largo de toda la línea.
Tras el éxito obtenido la línea se prolongaría posteriormente hasta Nacimiento y Gádor, y en 1963, Renfe llevaría la electrificación, todavía trifásica, hasta Almería. Una medida a la que apenas se sacaría rendimiento durante tres años; ya que en 1966 la línea fue dieselizada. Todavía durante dos décadas, las locomotoras diesel tuvieron que enfrentarse a los problemas ocasionados por las fuertes rampas existentes en la zona, hasta que en 1987, se ponía en marcha la variante entre Doña María y Gérgal, que trajo consigo el que la estación de Nacimiento quedase fuera de la línea.
La electrificación volvió a irrumpir en la línea en 1989, en el tramo que une las minas del Marquesado con Almería, con lo que de nuevo el mineral de hierro volvió a ser decisivo para la mejora de la infraestructura ferroviaria almeriense. Sin embargo, Almería se encuentra ahora otra vez descolgada, a nivel ferroviario, del conjunto nacional.