Fueron muy distintos los enclaves mineros, fundamentalmente de extracción de hierro, que a finales del siglo XIX y principios del XX estaban situados cerca de la costa levantina de la provincia de Almería (Sierra de Bédar, Sierra Almagrera y Sierra Alhamilla). Todos ellos estuvieron sometidos a una intensa explotación, pero se caracterizaron por su corta vida.
Al igual que los otros enclaves que hemos visto anteriormente en otros lugares de esta provincia, y en la de Granada, necesitaban una salida de sus productos al mar para ser embarcados sirviéndose de un medio de transporte que en esa época no podía ser otro que el cable aéreo o el ferrocarril.
Magistralmente descritos en la obra de Coves y Gómez de 1994, Trenes, cables y minas de Almería (ver bibliografía), todos estos pequeños ferrocarriles se concentraron especialmente en la costa del levante almeriense, y todos ellos estaban destinados exclusivamente al transporte de mineral de hierro, excepto el Ferrocarril de Sierra Alhamilla que tambien tenía algunos servicios discrecionales de viajeros desde la estación de Almería hasta el balneario de aguas termales.
Recordemos que el principal incentivo económico que encontraron las Compañías ferroviarias para la construcción de las principales líneas en la provincia almeriense, tanto la de Linares a Almería como la de Lorca a Baza por el Valle del Almanzora, era la riqueza minera de las comarcas por las que iban a pasar.
En el caso del Levante provincial las cosas fueron bien distintas, ya que debido a la gran cercanía al mar de estos yacimientos, eran las propias Compañías mineras las que optaron por construir sus propios cables aéreos y ferrocarriles de vía estrecha con pequeños embarcaderos en las costas más próximas, y por lo tanto no necesitaban contar con la concurrencia de ninguna Compañía ferroviaria que recogiera sus productos mediante líneas de mayor entidad que formaran parte de la red general de vía ancha. Tanto es así, que casi todos los autores coinciden en afirmar que éste fue uno de los principales factores que impidieron la construcción de la línea general Almería – Levante, como se ha expuesto en el capítulo referente a esta línea.
Actualmente todos estas líneas féreas de vía estrecha han desaparecido, y de ellas sólo nos quedan algunos vestigios como tramos de explanación, trincheras, puentes, etc., y algunas ruinas de sus estaciones, embarcaderos de costa, e instalaciones auxiliares.
Éstos fueron los principales ferrocarriles de vía estrecha de Almería:
En Sierra Almagrera:
Ferrocarril del Barranco Jaroso a la Cala de las Conchas (1908-1912).
Ferrocarril de la Raja a la costa.
Ferrocarril de Herrerías a Palomares (1885-1898 aproximadamente).
Ferrocarril de Villaricos a Herrerías y Almagrera (desde 1897 hasta mediados de la década de 1950).
Ferrocarril del socavón Santa Bárbara.
En Sierra de Bédar:
Ferrocarril de Bédar a Garrucha (1897-1923). Desmantelado en 1942.
En Sierra Alhamilla:
Ferrocarril Lucainena – Agua Amarga (1893-1942). Recorría el trayecto comprendido entre las minas de hierro de Lucainena de las Torres, hasta el embarcadero de Agua Amarga en el término municipal de Níjar, pasando por la Venta del Pobre.
Ferrocarril de las minas del pico Colativí (la cima más alta de Sierra Alhamilla). Tendió cable aéreo hasta la playa de Casa Fuerte cerca de El Alquián para la llegada al mar de sus productos. Su explotación se prolongó desde 1902 hasta 1914
Ferrocarril de las minas y baños de Sierra Alhamilla al Puerto de Almería (1886-1941).
En Adra:
Ferrocarril del puerto de Adra (1912-1958). De unos dos km. aproximadamente, recorría el trayecto comprendido entre las canteras del Campillo, donde estaban situados los talleres y cocheras, y el propio puerto.
Su actividad se centró en la ampliación del puerto durante los años que permaneció en servicio.