El inicio del siglo XXI no fue bueno para el edificio histórico de la estación. Desde el año 2000, tras su cierre para el servicio de viajeros en favor de la nueva e impersonal intermodal, comenzó un lento y progresivo deterioro provocado por el abandono y el nulo uso de sus dependencias. Muchas han sido las voces que han venido a sumarse a lo largo de estos años a la reiterada reclamación de ASAFAL para que fuera rehabilitada y volviera a tener el uso para la que fue concebida o, al menos, que no permaneciera por más tiempo cerrada y se abriese al público para su visita. A esto, se añadía que tras ser declarada Bien de Interés Cultural, aún no se había culminado el expediente administrativo para que fuera efectiva tal declaración y, con ella, los beneficios propios de esa calificación. Pues bien, después de tantos años de decepciones antes tantas promesas incumplidas, el día 1 de marzo de 2017 dieron comienzo las primeras obras para rehabilitar la balaustrada de la cubierta, elementos ornamentales y la marquesina de la fachada, que se encuentra sujeta con unos cables ante el peligro de desplome.
Es una buena noticia, pero desconocemos si los trabajos tendrán una continuidad en el corto plazo, pues el edificio debería ser totalmente recuperado para que no siga deteriorándose. Actualmente, el vestíbulo es un nido de palomas, la marquesina del andén sufre goteras y las distintas dependencias están en un estado ruinoso, por poner solo un ejemplo.
Almería no puede permitirse seguir maltratando su patrimonio arquitectónico, cuyo paradigma es el edificio de viajeros construido para la Compañía de los Caminos de Hierro del Sur de España e inaugurado en 1895. Si su arquitecto y promotores levantaran la cabeza no perdonarían la actitud de los actuales propietarios del inmueble ni la de los responsables de las instituciones que deben velar para que esta joya arquitectónica esté en perfecto estado. Así pues, manos a la obra.