Quizás haya sido este viaje de ASAFAL uno de los más ilustrativos en cuanto a la situación del ferrocarril en España. No es para menos, el grupo de asafaleros salimos de la estación de Almería en un Talgo III en clase turista y, menos mal, llegamos puntualmente a Atocha Cercanías para comer en uno de los muchos restaurantes de esta zona. Pudimos comprobar el estado de las obras del nuevo túnel entre Atocha y Chamartín para los trenes de alta velocidad. Y eso es lo que nos esperaba a las 17’00, un AVE que nos llevaría a Zaragoza en un santiamén. De lo malo a lo bueno es fácil acostumbrarse, a pesar de ir en turista, y tras casi 7 horas de viaje previas frente a 1 hora y 40 minutos, que fue lo que tardó (llegamos adelantados 8 minutos) el AVE en llegar a Zaragoza-Delicias, pues sacamos una primera conclusión: la teoría de las dos Españas ferrovairias es cierta. Eso sí, el café en el Talgo III es mucho mejor que en el AVE (que se lo pregunten a Leo).
Una grandiosa y modernísima estación nos recibió en una tarde muy calurosa, preludio de los dos días que íbamos a pasar en la capital aragonesa. Esperamos un poco a que llegara un TRD en ancho internacional de Huesca, que era de donde venían nuestros amigos Carlos y María para unirse a la expedición. Taxi y al hotel, ubicado frente a la basílica del Pilar y junto al río Ebro, para luego dar una vuelta por la hermosa ciudad de Zaragoza, que no tiene desperdicio.
La mañana del sábado iba a ser densa en visitas de carácter ferroviario. Nuestros amigos de la Asociación Zaragozana de Amigos del Ferrocarril y Tranvías (AZAFT), encabezado por su Secretario, Carlos Abadías, nos esperaban en Delicias para iniciar un intenso recorrido. Gracias a las gestiones que hizo Maite Cambronero, Técnico de Explotación y Gestión de la LAV2 MBF del Gestor de Infraestructuras Ferroviarias, pudimos conocer el modernísimo Puesto de Mando de la línea de Alta Velocidad Madrid-Zaragoza-Lérida, ubicado en la antigua estación de Delicias de la Compañía del Central de Aragón. Su compañero, José Conrado, tuvo la amabilidad de explicarnos el funcionamiento de este novedoso puesto de mando. Aquí se controla desde la regulación del tráfico hasta la energía de la línea, pasando por las telecomunicaciones, es decir, es un puesto de mando integrado dotado de la más alta tecnología. Tras pasar por la sala, en pequeños grupos para no molestar al personal, nos reunimos en un curioso salón de actos, dotado de asientos de primera clase de Talgo III (estos los conocemos de sobra y en su ubicación natural) para ver un video resumen de lo que habíamos conocido en vivo y nuestro cicerone nos anunció que la noche anterior, un “pato”, en el que iba Maite, había logrado el record de velocidad (363 km/h. con ERTMS nivel 1) en la nueva línea. Satisfechos, pero, por motivos de seguridad, sin una sola fotografía, nos despedimos de José Conrado deseándole éxitos en su dificil tarea.
De aquí nos dirigimos a los antiguos talleres de Material Remolcado de la estación, a unos 300 metros, para ver de primera mano los fondos de lo que será el futuro Museo del Ferrocarril de Aragón. Como nos fue explicando Carlos Abadías, debido a la construcción de la actual estación, todo el material hubo de ser trasladado a estas naves y construir una nueva para albergarlo provisionalmente, incluida la sede social de la AZAFT. Aquí se están restaurando los distintos vehículos de la colección, centrada especialmente en los coches de viajeros de distintas épocas, eso sí, sin descuidar el material motor con su estrella principal: la locomotora americana de vapor Baldwin y sus característicos bogies diamond del tender, así como un coche break que habitualmente utilizaba el general Franco en sus desplazamientos. Sobre todo esto encontraréis detallada información en la web de AZAFT, www.azaft.org
Pretenden que todo el parque esté en perfecto estado de marcha para poder realizar composiciones de trenes de viajeros de distintas épocas con su tracción correspondiente. El futuro museo contará con cinco vías de 400 m. cada una y enlace directo con la red de ancho ibérico.
Finalizada la visita nos dirigimos al casco histórico de Zaragoza para dar buena cuenta de la gastronomía aragonesa, algo imprescindible en los viajes de ASAFAL. El restaurante concertado resultó ser un pequeño museo de artes, oficios y costumbres populares, en donde podías ver desde la bicicleta de un afilador, una colección de guadañas o un auténtico confesionario mientras dabas cuenta de un excelente ternasco. El Fuelle, en la calle Mayor, es su nombre. La tarde y la noche se organizó libremente para conocer la ciudad en todos sus aspectos.
Antes de partir en el AVE de las 12’00 h. , nuestro buen amigo Carlos, de la AZAFT, nos esperaba para mostrarnos con todo lujo de detalle la nueva estación, sus características y secretos. Pudimos comprobar que, efectivamente, ha sido diseñada por un amigo del ferrocarril, José Mª Valero, arquitecto y Presidente de la AZAFT, ya que se puede contemplar el paso de los trenes desde los elevados pasillos laterales sin necesidad de acceder a los andenes que, por otra parte, dado el control de acceso, si no tienes billete es imposible entrar. Una gran marquesina sin pilares intermedios nos recuerda a las últimas grandes estaciones construidas el siglo pasado, como la de Francia en Barcelona. Destaca su gran luminosidad y fácil acceso a andenes desde cualquier punto, sin interferirse los viajeros que llegan con los que salen. Pensada para ser una gran estación de intercambio de trenes y autobuses, era fundamental dotarla de la máxima accesibilidad, de lo cual damos fe. La guinda será el contiguo museo del ferrocarril, que se podrá observar desde la propia estación a través de grandes cristaleras: el ayer y hoy se miran las caras.
A las 12’00 h. en punto partimos en el AVE hacia Madrid, esta vez en clase preferente para acentuar, más si cabe, las diferencias con lo que nos esperaba
de Madrid a Almería. Una excelente atención a bordo, con un aperitivo en el asiento que casi se convierte en comida, nos hizo brevísimo el trayecto. De nuevo llegamos adelantados, y eso que solo circulan a 200 km./h.
Y del silencio del AVE al crujir del Talgo III; del ambiente agradable, a los altibajos del aire acondicionado. Menos mal que solo llegamos con cuarente minutos de retraso. Al menos nos queda la esperanza de que algún día también tendremos un AVE en Almería, ¿cuándo?, buena pregunta.