Un lamento:
Almería es una ciudad costera, pero no es una ciudad marinera.
Almería está en la costa y tiene un puerto de mar, pero no vive de su puerto, no vive con su puerto ni para su puerto, no vive del comercio marítimo.
Y eso que por estas costas anduvieron los fenicios y los griegos y que en los tiempos de los Abderramanes fue Almería el principal puerto del Califato.
Casi se puede decir que Almería vive de espaldas al mar y al puerto, que ha olvidado su condición de ciudad marítima y que no genera actividad económica en torno al puerto.
Es descorazonador acercarse al puerto y verlo casi vacío, sin barcos cargando y descargando mercancías y con las grúas inmóviles, paradas, inactivas.
Desde que cerraron las minas de Alquife, el tráfico de mercancías de nuestro puerto ha quedado reducido a la mínima expresión.
Almería se ha olvidado de su puerto. Lo usamos para pasear y para pescar con caña, sin darnos cuenta de que un puerto es, debe ser, una gran factoría, un lugar económico antes que lúdico, un lugar para recibir y expedir mercancías en grandes cantidades.
El puerto debería ser la principal factoría de la ciudad, como lo es en Cartagena, en Cádiz, o en Huelva, sin ir más lejos.
En otros tiempos se exportaron por mar desde nuestro puerto la uva y algunos minerales, pero hoy sólo algunos graneles sólidos y poco más
Hoy la principal actividad de nuestro puerto es el tráfico de los ferrys de Melilla y Nador.
Lo que pudo ser y no fue:
Hace algunos años tuvimos la oportunidad de que nuestro puerto fuera el punto de embarque de los coches Suzuki fabricado en Linares por Santana Motor.
Pero perdimos ese tráfico en beneficio de Málaga. ¿Por qué?
Hay una poderosa razón: el acceso del ferrocarril al puerto, que en Málaga existe y aquí no.
Los coches Suzuki se embarcan en tren en Linares y llegan en tren al puerto, donde pasan directamente del tren al barco, cosa que no pueden hacer en Almería.
Para este tráfico concreto, Almería tendría a su favor la ventaja de la menor distancia de Linares a Almería que a Málaga, pero en Almería los trenes no pueden pasar al puerto y en Málaga sí, y por eso este tráfico se fue a aquel puerto y no vino al nuestro.
Y este es sólo un ejemplo de lo que Almería pierde y seguirá perdiendo mientras no se restaure el acceso ferroviario al puerto.
Porque estamos en inferioridad de condiciones para atraer tráficos de mercancías.
Todos los puertos de cierta importancia tienen acceso ferroviario: Huelva, Cádiz, Algeciras, Málaga, Cartagena, Alicante…
Todos estos puertos, por citar sólo los más próximos y que son los competidores directos del nuestro, tienen acceso ferroviario y a todos ellos acceden los trenes.
Sólo el nuestro tiene cortado el acceso ferroviario, sólo el nuestro tiene prohibido desde hace diecisiete años que los trenes entren al puerto.
Recordemos los hechos:
En el año 1.985 Renfe y el Puerto renovaron la vía de acceso, que existía desde principios del siglo XX. Y justo cuando la obra estaba recién terminada, una manifestación anti OTAN exigió su cierre.
“No al tren militar, no a la OTAN”, decían las pancartas.
Al día siguiente de esa manifestación el Alcalde, Santiago Martínez Cabrejas, ordenó asfaltar las vías que cruzaban la avenida de Cabo de Gata, impidiendo así el paso de todo tren, militar o mercante, al puerto.
Y así hasta hoy.
La demagogia se impuso a la lógica. Y a pesar de que RENFE y el Puerto se comprometieron a que los trenes pasarían de madrugada, en las horas de menor tráfico urbano, y a pesar de que poco después se construyó el paso elevado de la avenida del Mediterráneo, dando así un segundo acceso a Ciudad Jardín y al Zapillo, ha sido imposible restablecer el acceso ferroviario al puerto. Ningún Ayuntamiento posterior se ha atrevido con un asunto “políticamente incorrecto”.
Y así, del temor a unos hipotéticos y eventuales trenes militares con destino a Melilla, se ha derivado un perjuicio económico cierto y nada hipotético para nuestro puerto y para nuestro ferrocarril y, por ende, para nuestra ciudad.
Dificultad cierta:
Cierto que en Almería se da una circunstancia que otras ciudades pueden obviar: me refiero al hecho de que el acceso ferroviario al puerto cruza una de las zonas urbanas más hermosas de la ciudad, el parque de las Almadrabillas y la desembocadura de la Rambla recién urbanizada.
Y ciertamente, sería muy poco estético, quedaría francamente feo ver pasar trenes de mercancías por ahí.
La mayoría de los almerienses no quieren por este motivo el paso en superficie.
Se impone por lo tanto el acceso subterráneo, soterrado. Que necesariamente tiene que partir de la futura estación soterrada, pues si no se soterra la estación, la pendiente de bajada desde la estación hasta el nivel de varios metros bajo el cauce de la Rambla sería excesiva.
La prensa provincial ha mencionado alguna vez que la Autoridad portuaria ha realizado un estudio sobre el acceso soterrado. Pero no se ha publicado tal estudio y no lo conocemos. Yo desde luego no lo he visto y no puedo conocer sus detalles técnicos ni su coste.
Si ese estudio concluye que el acceso soterrado es técnicamente posible debería publicarlo, para que los ciudadanos podamos conocerlo y para que el debate público que se ha iniciado sobre el tema en los medios de comunicación, entre los políticos y otros foros ciudadanos, tenga una base en qué apoyarse.
Y si dicho estudio dice que no es viable técnicamente, también debería publicarse, para que la ciudad de Almería sepa a qué atenerse y se debata de una vez, con sentido común y sin demagogias, si se debe restablecer el acceso en superficie y en qué condiciones o si, por el contrario, Almería renuncia definitivamente a tener un puerto importante y que pueda competir con los demás puertos del sur y del sureste de España, con Alicante, Cartagena, Málaga, etc., pues todos ellos tienen acceso ferroviario y todos lo tienen en superficie.
Ahora bien: aún en el caso de que la construcción del acceso subterráneo sea técnicamente viable y económicamente posible, que yo creo que sí lo es (aunque repito que me faltan datos para afirmarlo con mayor conocimiento de causa), tenemos que pensar que tardará aún bastantes años en hacerse.
Por mucho que corramos, faltan cinco, seis o más años para que sea una realidad.
Y mientas tanto ¿Qué?
Mientras tanto, nuestro puerto seguirá perdiendo tráficos a favor de otros puertos.
Propongo que mientras se hace el soterramiento de la estación, (presupuesto necesario), mientras se debate y se decide hacer el acceso subterráneo al puerto, mientras se encuentra la financiación necesaria para llevarlo a cabo, se reabra el acceso en superficie, que está hecho, con las siguientes condiciones:
Que los trenes pasen al puerto de madrugada, a las horas que menos molesten al tráfico urbano.
Que se instalen en la avenida de Cabo de Gata y en el parque de las Almadrabillas todas las medidas de seguridad que se estimen necesarias y pertinentes.
Que se tomen también todas las medidas necesarias para minimizar los ruidos.
Condiciones éstas que tanto RENFE como la Autoridad Portuaria están dispuestas a aceptar, pues así lo han declarado en repetidas ocasiones.
Futuro:
La ciudad de Almería, sus ciudadanos y sus responsables políticos deben reflexionar sobre qué puerto quieren en el futuro, si quieren un puerto más importante y con más tráfico mercante del que tiene ahora, o por el contrario quieren un puerto “de adorno”, que sólo sirva para pasear por los muelles vacíos de barcos.
Si quieren un puerto con más tráfico, con más barcos, creador de riqueza y de trabajo para la ciudad, tienen que saber que es imprescindible la intermodalidad Tren-Barco-Camión, y que no bastará con barco-camión.
Y que si no se permite que el tren entre al puerto, no tendremos más tráfico marítimo que la operación paso del estrecho de cada verano.
Leovigildo Martínez Anaya