EL CONGRESO DE LA FEAAF EN PALMA DE MALLORCA

Durante los días 9, 10 y 11 de octubre se celebró en Palma de Mallorca el 48º Congreso de Asociaciones de Amigos del Ferrocarril y II Congreso Ibérico. En total se dieron cita en él unos 125 congresistas provenientes de todas las zonas de España y Portugal. Por ASAFAL , Leovigildo Martínez y Francisco Sánchez estuvieron presentes en esta cita anual que, por esta vez, abandonaba territorio peninsular.

En estos tres días de convivencia hubo tiempo para todo, aunque especialmente supuso el reencuentro de compañeros de los amantes de las diversas facetas del mundo ferroviario de todas las partes del país (Andalucía, Madrid, Galicia, Cataluña, Valencia…) La organización del Congreso rayó a gran altura, estando pendiente constantemente de los congresistas. Para ello contaron con el apoyo con un buen grupo de colaboradores de la Asociación de Baleares (AAFIB) con su presidente Miguel a la cabeza y con Toni Simarro o Gabriel Cañellas además de otros voluntarios que se preocuparon por que todo transcurriera de la manera más entretenida para todos los asistentes.

El primer día se realizó un viaje especial en tren al municipio de Sineu, donde se hallan los talleres de la Fundación Ferrocaib, la cual se está encargando de restaurar primorosamente material ferroviario como vagones antiguos y locomotoras de diverso tipo, entre ellas una de vapor adquirida a Portugal. Posteriormente, ya en autobús, se continuó el viaje hacia Manacor y la costa este de la isla, donde se visitaron las famosas y deslumbrantes Cuevas del Drach. Estas cuevas fueron descubiertas en 1876, un año después de que se iniciara la andadura del ferrocarril en la isla de Mallorca y desde entonces constituyen un gran foco de atracción turística para la isla.

El segundo día el grupo se desplazó hasta la localidad costera de Sóller en su famoso tren que entró en funcionamiento en 1912. Este coqueto convoy realiza un recorrido precioso entre Palma y el encantador pueblo costero situado al pie de la Sierra de Tramuntana. Para llegar hasta allí atraviesa campos de olivos, algarrobos, almendros y finalmente, naranjos. Son famosos los túneles en este recorrido, el mayor de unos 2,5 kms de longitud. Precisamente, la construcción de este túnel propició la creación del licor que se llama así “Túnel” y que luce en su etiqueta el anagrama de una locomotora saliendo de un túnel, cómo no. Lamentablemente, esta segunda mañana de visitas estuvo pasada por agua de forma intermitente, por lo que viajar en la plataforma de los antiguos vagones de madera para contemplar mejor el paisaje implicaba remojarse sin remedio. En la Estación de Sóller había una exposición de cerámicas de Picasso y alguna pintura de Miró. Pero el viaje no acababa ahí, sino que se prolongaba hasta la misma orilla de la playa a través del tranvía, otra reliquia romántica del pasado. En el puerto de Sóller fondean lujosas embarcaciones de recreo y barcos de paseo que recorren y enseñan el litoral balear. En uno de estos últimos se enroló el grupo de ferroviarios disfrutando de un agradable y soleado trayecto en el que pudieron contemplar las magníficas vistas de parte de la abrupta costa mallorquina. Se llega a Sa Calobra, (un minúsculo núcleo costero), para comer.  El regreso a Palma se efectuó en autobús a través de una  sinuosa e inacabable carretera de montaña, no apta para personas propensas al mareo o con vértigo.

El tercer y último día, el del cierre del congreso, estuvo dedicado a visitar la capital de la isla, Palma. La primera parada fue para la catedral y alrededores, donde unos guías nos ilustraron sobre la historia del grandioso edificio en cuya decoración participaron también Gaudí y Miquel Barceló en las actuaciones más recientes (y polémicas). Posteriormente se visitó el enclave del  Castillo de Bellver, el único en España de planta circular y que sirvió fundamentalmente de presidio durante muchos años, incluso para personajes tan ilustres como Jovellanos.  En el patio del castillo tuvo lugar la recepción oficial al grupo de congresistas por parte de una representante de la alcaldía. En el mismo sitio pudimos disfrutar de un piscolabis elaborado con las exquisitas variedades de cocas (empanadas) vegetales y ensaimadas que fueron regadas con vinos de la tierra.

Tras la comida tuvo lugar la conferencia en la cual se hizo un repaso de la historia ferroviaria de Palma a cargo del estudioso Carlos Olmo.

Y no hubo tiempo para más. Durante estos tres días también hubo momentos para visitas de otro estilo, como la de la fábrica de perlas “Orquídea”, la masía o “possesió  Els Calderers” e incluso la visita a la discoteca “Pachá”, donde los congresistas más fiesteros tuvieron la posibilidad de escuchar y bailar los grandes éxitos de la música discotequera de varias décadas.

Por la noche tuvo lugar la tradicional cena de clausura del congreso, que sirvió para anunciar la ciudad encargada de la organización del siguiente congreso de 2011, en este caso Pamplona, durante la primera semana de mayo. Además se hizo entrega de varios premios y reconocimientos a colaboradores, patrocinadores y otras personas, como el que recibió el entrañable holandés Willy, quien ha asistido a todos los congresos desde que se vienen celebrando, pese a no vivir en España.

En suma, una cita que sirvió para conocer lo más significativo de la isla a nivel ferroviario y alguno de sus mayores atractivos turísticos, además de para saludar a los compañeros de viaje de toda la vida y hacer nuevas amistades dentro del mundillo.

Texto y fotografías: Francisco Sánchez Domene