La galería fotográfica del XLIII Congreso de la Federación Española de Asociaciones de Amigos del Ferrocarril es la mejor prueba del excelente resultado de organización y participación.
Casi 150 personas procedentes de toda España, incluso del extranjero, pudieron disfrutar de unos días de auténtico sabor ferroviario mezclado con las excelencias turísticas que ofrece la provincia de Almería y la comarca de Guadix. Tren, humo, carbón, sonidos de silbatos, chirriar de frenos, olor a ferodos …, qué más se puede pedir para contentar a un amante del ferrocarril. Solo una cosa: que esté acompañado con buen tiempo y buena gastronomía local.
Todo se cumplió a la perfección.
Para llegar a esto han tenido que pasar varios años y distintas fases de trabajo para madurar un proyecto que, desde ASAFAL, solicitamos a la Federación Española en 1999, una vez que supimos de la concesión a Almería en 2005 de la XV Juegos Mediterráneos. Era una oportunidad única de mostrar a toda la familia de amigos del ferrocarril el pasado, el presente y el futuro de esta, para muchos, desconocida tierra. Así pues, el reto era doble, por la propia organización del evento como por estar enmarcado en un año tan especial para la ciudad.
El resultado del largo y duro trabajo del equipo organizador del Congreso se ve plasmado en las fotografías, desde el día 29 de abril hasta la clausura el 2 de mayo.
La recepción de congresistas tuvo lugar en el vestíbulo de la antigua estación de ferrocarril de Almería, de la maravillosa estación de Sur de España. Hoy, cerrada casi en su totalidad (solo está abierta la dependencia de Circulación), languidece sin que nadie se decida a mantenerla viva y con claros síntomas de deterioro. Sin embargo, el viernes 29 de abril se convirtió en “Reina por un día” y volvió a ser lo que fue: centro de acogida de viajeros, unos viajeros muy especiales, los amigos del ferrocarril.
La librería de Ferrocarriles fue el punto de entrega de acreditaciones y documentación a los congresistas: una cartera con densa información sobre Almería, Guadix y Andalucía en general, así como vino y aceite almerienses. También se pudo adquirir el vagón H0 conmemorativo del Congreso cargado con el bloque de mármol blanco de Macael.
Una visita guiada al recinto monumental de la Alcazaba fue el inicio del programa oficial, un lugar magnífico para ir conociendo la ciudad almeriense desde su esplendoroso pasado musulmán antes de regresar de nuevo a la vieja estación de ferrocarril, en donde el Alcalde y los Concejales de Presidencia y de Turismo dieron la bienvenida a todos los congresistas, sirviéndose posteriormente un vino español en el gran vestíbulo. Y llegó el sábado, día muy esperado por todos, para subir al tren histórico del Congreso: doble tracción diesel de la serie
10800, “Yeyés”, cuatro coches de la serie 5/6000, furgón PD de Correos y coche salón ZZ de Andaluces. Impecable composición en perfecto estado, con sus colores originales y el sonido inconfundible de las locomotoras que esperaban ansiosas el momento de partir para enfrentarse de una vez por todas al duro trazado que debían afrontar antes de llegar a Guadix. Cada congresista portaba un especial y original título de transporte para acceder al tren, que era picado por el interventor como recuerdo del viaje.
9’40 h.: Silbato y arranque espectacular de las “Yeyés” lanzando su característico humo negro, como debe ser. Ventanillas bajadas, cabezas asomadas, adioses, cámaras de fotos, de video,…, un gran ambiente. La marcha es perfecta. Tan solo una duda: ¿qué tal subirá hasta Gérgal?
Tras atravesar el viaducto de Santa Fe comienzan las temidas rampas: 20, 22, 24,…, ¡¡29!! milésimas van marcando los postes mientras el tren avanzaba muy lentamente, no más de 18 km/h , retorciéndose en los reducidos radios de las curvas. No hay prisa, tan solo disfrutar de un espectáculo que tardará en repetirse por estos contornos.
Mientras tanto, en la estación de Gérgal, el numeroso público congregado esperaba la llegada del tren que daría paso a un particular espectáculo. Las cámaras de televisión también aguardaban impacientes, hasta que, a lo lejos, se oyó el silbato que anunciaba la proximidad del tren, señal de que la difícil prueba había sido superada. Insistía una y otra vez, alertando a los que esperaban hasta que, lentamente se detuvo en el andén y…. comenzó el asalto al tren. Por un espacio de tiempo, Gérgal se transformó en una auténtica estación del antiguo Oeste gracias a los especialistas de cine de Fort Bravo (Tabernas). Explosiones, tiroteos, robo del oro, caballos, la diligencia, los federales, las señoritas, hasta la horca y el ataúd. No faltó de nada para el gran espectáculo que ofrecieron estos grandes profesionales del cine.
De nuevo en el tren para seguir subiendo a 1.100 m en la estación de Huéneja-Dólar, llanear por los campos de La Calahorra y descender a la Hoya de Guadix, final de trayecto. Y, si en los compartimentos de los coches se disfrutaba plenamente del itinerario, en el coche salón se hacía un programa de radio sobre el viaje.
La entrada en la estación de Guadix fue apoteósica, sobre todo porque, además del gentío que se congregó, sobresalía el penacho de humo de la locomotora 140-2054 que arrastraba un pequeño vagón cerrado y evolucionaba en la vía 9. El sonido inconfundible del vapor se entremezclaba con las maniobras de las diesel y la llegada del Talgo VII: Tres épocas del ferrocarril en una misma estación del Sureste. ¿Hay quien de más?
Una estupenda comida accitana ofrecida por el Excmo. Ayuntamiento de Guadix, anfitrión de los congresistas, ayudó a reponer las gastadas fuerzas de una mañana muy intensa. Ya más relajados, aunque con mucho calor, se visitaron las famosas casas-cueva y el casco histórico de la antigua Acci, así como la catedral, antes de regresar a la estación para regresar a Almería.
Viajar en un tren entre Guadix y Almería un atardecer de primavera asomando la cabeza por la ventanilla de un cincomil es hoy un privilegio. Cuando se han percibido estas sensaciones se da por bien empleado el esfuerzo que ha costado a ASAFAL poner a disposición de los congresistas un tren de estas características.
El domingo se inició temprano: A las 8’45 h. el tren partía a Santa Fe – Alhama para llegar 25 minutos después. Aquí, en esta estación que fue pionera en la electrificación del ferrocarril español de ancho ibérico (1911), en su andén en curva y entre un túnel y dos viaductos, el antiguo y el nuevo, nos dejó este tren histórico para continuar un largo viaje de retorno a Lérida.
Después de ver ascender por la empinada rampa al tren del Congreso y al flamante 598, los autobuses nos llevaron hasta el próximo yacimiento arqueológico de Los Millares, el más importante de Europa de la Edad del Cobre, descubierto a finales del siglo XIX durante la construcción de la línea de ferrocarril Linares-Almería.
Finalizada esta visita, nos dirigimos hasta el final de la antigua línea minera de Lucainena de las Torres a Aguamarga, en pleno Parque Natural Cabo de Gata-Níjar. Las imponentes instalaciones de descarga de minerales, cuyos restos son perfectamente interpretables gracias a las explicaciones dadas sobre el terreno y al dibujo que cada persona portaba en su documentación. El importante pasado minero y ferroviario de Almería ha permitido conservar aún restos de lo que fue esta actividad y, en este caso, en un paraje natural impresionante.
Una breve parada por cuestión de tiempo en el antiguo pueblo minero de Rodalquilar, lugar conocido por la fiebre del oro. El centro de visitantes, enclavado dentro del poblado, fue el lugar idóneo para conocer la actividad minera a través de los paneles y maquetas que allí estaban expuestos.
Después de una mañana densa, la excelente comida marinera que se degustó en San Miguel de Cabo de Gata supo a gloria. Y, por supuesto, una sobremesa para charlar animadamente de todo lo vivido hasta el momento en el Congreso y de hacer amigos entre los amigos del ferrocarril.
La visita a una punta de la península, el Cabo de Gata, desde donde contemplar las salinas y un hermoso paisaje sirvió para bajar la copiosa comida antes de dirigirnos a las instalaciones deportivas de Almería, donde se celebrarán a finales de junio de 2005 los XV Juegos del Mediterráneo. Aunque los congresistas no estábamos para correr, pudimos pisar la pista de atletismo del estadio olímpico y otras dependencias exclusivas, así como la foto de familia en las gradas.
Y llegó la hora del relevo. La cena oficial del XLIII Congreso, junto al puerto deportivo de Almería y frente al iluminado embarcadero metálico “El Cable Inglés”, fue el momento en el que el Presidente de ASAFAL, Jesús Martínez Capel, entregó al representante de la Asociación de Orense, Carlos Tavares, el farol que conservará como organizador del XLIV Congreso. Previamente, se hicieron entrega de las placas conmemorativas de la celebración del Congreso en Burgos a las Asociaciones de Aranda y de Burgos, así como a ASAFAL por la presente edición, siendo Carlos Abellán, Presidente de la F.E .A.A.F. el encargado de hacerlo a ésta última. La velada continuó animadamente hasta bien entrada la noche, pues los amigos y el lugar invitaban a seguir.
El último día del Congreso se dedicó a la Asamblea General que tuvo lugar en el Salón de Plenos de la Excma. Diputación de Almería, en donde se trataron los asuntos propios de la Federación. Mientras tanto, para los acompañantes, se realizó una visita guiada por el casco histórico de la ciudad de Almería.
El patio de luces del palacio de la Diputación fue el lugar en el que el Vicepresidente de esta institución despidió a todos los congresistas y ofreció un vino español con el que se puso punto y final a las actividades de este XLIII Congreso de la F.E.A.A.F. de 2005.